Capítulo 49: Unidos una vez más.
(Narra Sarah)
Durante
toda la cena nos parabamos de hablar, parecíamos cotorras, pero habíamos
estado muchísimo tiempo separados y teníamos bastantes cosas que
contarnos, me contó como les fue la gira y demás, y yo como me fue en la
escuela de danza y poco más. Terminamos de cenar y entre los dos
recogimos todo. Lo dejamos todo en la cocina y volvimos al salón, estaba
justo como la última vez que lo vi, todo seguía en su sitio. Estuvimos
unos minutos los dos sentados en el sofá hablando sobre la mudanza que
haríamos al día siguiente. A las 12:00 vendría por mi al hotel para
trasladar las cosas a su casa, sabía perfectamente que no iba a pasar
nada entre nosotros, solo iba a vivir en casa de un amigo. Me despedí de
él en la puerta del hotel y cuando lo perdí de vista entré en el
ascensor. Cuando llegó a la tercera planta hizo un extraño sonido y las
puertas se abrieron. Salí del ascensor y crucé el largo pasillo de
aquella planta. Introduje la tarjeta y una luz verde me indicó que ya
podía abrir la puerta, entré en mi habitación y me tiré en la cama con
los brazos a la altura de mi cabeza. La noche había sido perfecta, me
había encantado haber cenado con Harry, no me había arrepentido de haber
aceptado.
10:00. Me levanté de la cama y me froté los ojos. No
tenía ganas de desayunar aquella mañana así que en cuanto terminé de
lavarme la cara y cepillarme los dientes me puse a recoger mis cosas y
guardalo todo antes de que llegara Harry. Todas las figuras, fotos y
demás cosas las fui guardando en cajas, después vacié el armario
guardando toda la ropa en las maletas. Allí estuve esperando unos
minutos hasta que llegara Harry. En cuanto éste llegó cogió las dos
cajas y yo cogí las maletas. Nos montamos como pudimos en el ascensor.
Los pocos segundos que estuvimos allí metidos no hablamos, solo nos
encontramos un par de veces con la mirada y nos sonreímos. Salimos del
ascensor y entramos en el vestíbulo. Me acerqué a recepción y di la
tarjeta de mi habitación a la recepcionista. Avisé a los demás
bailarines de que me iba y salí junto con Harry del hotel. Llegamos al
coche y guardamos todo en su maletero y en los asientos traseros. Nos
montamos en el coche y Harry puso a éste en marcha. De nuevo sin hablar
durante todo el camino, menos mal que no estaba tan lejos. Entramos en
su casa y dejamos todo en la entrada. Miré a Harry riendo que soltaba
las cajas, pensaban bastante. Me sonrió y subimos a la que sería mi
habitación.
-No hace falta que te quedes en la habitación de invitados, puedes dormir conmigo en mi habitación.
-No, Harry... -reí.
-¿Por qué? No te voy a hacer nada.
-No es eso, solo que prefiero estar un tiempo en esa habitación.
-¿Solo un tiempo?
-No lo sé -reí.
Estuvimos casi dos horas y media, aproximadamente,
guardando ropa y cosas. Había decordado mi habitación a mi gusto, había
puesto fotos por las paredes, ya tenía toda mi ropa en el armario, por
los muebles puse algunas figuras y copas que ganamos en campeonatos.
Abrí la ventana dejando que alumbrara la habitación. Me puse al lado de
Harry mientras observábamos la habitación desde la puerta. Sonriendo nos
miramos los dos y chocamos nuestras manos. Salimos de aquella
habitación y bajamos a almorzar. Iban a venir todos, ya que querían
verme. Entre Harry y yo fuimos preparando la mesa del salón hasta que
ellos llegaron.
-¡Sarah! -gritó Zayn corriendo con los brazos abiertos.
-¡Zayn! Cuanto te eché de menos -dije abrazándolo.
-Y yo a ti, enana -rió.
-Louis -grité dirigiéndome hacia él. Después de abrazar y besar a todos conocí a Emma.
-Soy Sarah, encantada -sonreí dándole un beso en cada mejilla.
-Emma -me los devolvió- Zayn me habló mucho de ti.
-A mi también de ti -sonreí- estaba deseando conocerte.
-Yo también -rió ella.
-Bueno, ¿cenamos? Tengo hambre... -dijo Niall tocándose la tripa, todos le miramos sorprendidos- ¿Qué?
-Es raro que tengas hambre, Niall.
-¿Raro? ¡¿Raro?! -rió Liam.
Todos comenzamos a reír mientras cada
uno nos sentábamos en nuestro sitio. Cada uno iba al lado de su pareja,
aquel momento fue increíble, único. Después de tanto tiempo separados
volvimos a juntarnos los nueve, y esta vez con Emma, los diez juntos.
Observaba divertida a Louis que como siempre diciendo alguna locura
seguida por Eleanor. Yo estaba sentada entre Alice y Harry. Hubo un
momento en el que no pude dejar de observar a Harry, observaba como se
reía de cualquiera tontería que decían los chicos, como se le achinaban
los ojos al reír y cuando ya no podía reír más a lo mejor daba alguna
palmada o golpeaba la mesa. Reí, haciendo que el se giraba y se quedara
mirandome fijamente. Él paró de reír lentamente mientras yo estaba
totalmente perdida observando sus hermosos ojos verdes, miles de
momentos me vinieron a la mente, lo más buenos y los más malos... Quizá
tendría que darle una oportunidad, ¿o mejor no?
(Narra Harry)
Ha
pasado un mes desde que Sarah se mudó a mi casa, estamos mejor que
nunca. Nuestra amistad está volviendo a crecer día a día, haciéndome
quererla cada día un poco más, sé que ella dijo que solo como amigos,
pero ya no quería seguir siendo su amigo, estábamos genial, nos
necesitábamos el uno del otro. Eran las 01:45, estábamos los dos
abrazados en el sofá tapados con una manta hasta el cuello, hacía
bastante frío aquella noche. Estábamos viendo una película de miedo,
pero me resultaba imposible prestarle atención teniendo a Sarah tan
cerca. De vez en cuando se asustaba y corriendo me abraza fuerte
hundiendo su cara en mi pecho cerrando los ojos. En cuanto la película
terminó ella respiró aliviada y corriendo fue a encender la luz. Yo la
observaba riendo, volvió a centarse a mi lado mirándome.
-¿Quieres ir a la cama? -pregunté apartándole el pelo de la cara sonriendo.
-No tengo sueño... -dijo ella sonriendo.
-¿Y quién ha dicho que vayamos a dormir?
¿Qué? ¿Había dicho yo
eso? No fui yo, las palabras me salieron solas, yo no pretendía decir
eso, de verdad que no. Sarah me miraba sorprendida, agaché la cabeza. La
había liado, no tendría que haber dicho nada, siempre igual, siempre
tenía que meter la pata hasta el fondo. Levanté la mirada volviéndome a
encontrar con sus ojos marrones.
-Lo siento, no quer...
-Tranquilo -rió ella levantándose del sofá.
Entró en la cocina y a
los pocos segundos apareció con un par de botellas del acohol y dos
copas. Ahora el que se quedó sorprendido fui yo. Riendo se volvió a
sentar a mi lado y echó la bebida en cada copa. Cerró la botella y me
dio mi copa, ella bebió un poco sin dejar de mirarme. Una copa, dos,
tres, cuatro, cinco... Ya no sabía muy bien donde estaba y Sarah mucho
menos. Ya no paraba de decir cualquier tontería y tampoco podía parar de
reír. Cuando se terminó la botella me quitó la copa de las manos
poniéndola al lado de la suya. Me miró un instante y estampó sus labios
con los mios, su lengua se introdujo en mi boca comenzando a jugar con
la mia. Ninguno de los dos sabíamos que estábamos haciendo y aquello se
nos estaba yendo de las manos. Pocos segundos después ninguno de los dos
ya teníamos camiseta. Levanté a Sarah del sofá enrollando sus piernas
en mi cadera y sin dejar de besarnos fuimos subiendo hasta mi
habitación. Nos echamos en la cama, yo encima de ella, ya estábamos los
dos desnudos. Sarah besaba mi cuello despacio, la miré un instante a los
ojos y comencé a entrar dentro de ella uniéndonos como aquella noche en
mi cumpleaños.
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