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jueves, 15 de noviembre de 2012

Capítulo 22: La mejor noche de mi vida.

Capítulo 22: La mejor noche de mi vida.

'Eres como ningún otro, porque solo tu te has ganado mi alma y un lugar en lo más profundo de mi corazón, se que tu amor lo puede todo, las noches estrelladas, las melodías más bellas, las palabras, las fantasías, todo me parece poco, porque tu me llenas. Eres mi sueño cumplido, el amor perfecto, sin ataduras. Eres la respuesta a mis preguntas la razón de mi vivir, de soñar, de llorar, de reír, de amar, cantar, de escribir… Le agradezco a Dios que te haya puesto en mi camino, quisiera gritar desde lo más alto de una montaña que te amo y que se escuchara el eco por todos los cielos… porque tu siempre estas en mis pensamientos, en mi corazón, en mis sentimientos, en el sol, la lluvia, en cada lágrima, tú eres mi felicidad, mi todo. Por que desde aquel día en que te vi por vez primera mi vida cambio por completo. Sólo le pido a Dios que perdure este amor más allá de los años, del tiempo, de la muerte, para estar a tu lado siempre. Te amo, hasta el infinito y más allá elevado a infinito infinitas veces.'

Por cada frase que leía una lágrima descendía por mi mejilla... En aquel momento no me importó llorar delante de ella, además no podía aguantarme. Lloraba, pero a la vez sonreía y seguía leyendo. Tanto Sarah como yo sabíamos perfectamente que lloraba de felicidad.

Levanté la mirada del papel y vi a Sarah con los ojos llorosos, estaba a punto de llorar. Me acerqué a ella corriendo y la besé. En aquel beso, ambos, nos decíamos todo. Deseo, amor, pasión, felicidad, cariño, amistad. Seguimos besándonos durante un par minutos, tan solo nos separábamos para coger aire. Después de aquel beso la abracé lo más fuerte que pude, hundiendo su cabeza en mi pecho. No quería perderla, no a ella.

Noté como se humedecía mi pecho. Sarah rompió a llorar. Me separé de ella unos centímetros y apoyé mis manos en sus hombros rozando mis dedos en su cuello, me miró fijamente a los ojos.

-Te amo muchísimo, Harry -dijo Sarah con un hilo de voz.
-Y yo a ti, princesa -la di un dulce beso.
-Hay otro regalo, abre el sobre -le obedecí. Lentamente fui abriendo el sobre. No me lo podía creer, íbamos a estar diez días en París, la ciudad del amor. Es lo mejor que me ha podido pasar, ella es lo mejor que me ha podido pasar- Vamos a pasar diez días en París. Quiero que antes de que te vayas, tengamos unas vacaciones inolvidables. Nos vendremos el día quince. Y pasaremos el catorce de febrero allí, ¡vamos a ver la Torre Eiffel el día de San Valentín!
-¡TE AMO, TE AMO, TE AMO! -grité lo más fuerte que pude. La besé. Sarah era... era... No podía ni describirlo, era el amor de mi vida, ella era la indicada, lo sabía.
-¡Vamos tortolitos, se está haciendo de noche! -oímos llegar a los demás.
-¡Esta noche hay fiesta! -grité.
-¡Tengo hambre! -Niall salió corriendo hacía la salida y todos fuimos detrás de él.

Era el mejor cumpleaños de mi vida. Estaba con los más queridos. Lo que yo pensaba que sería el peor cumpleaños de todos, había acabando siendo el mejor. Sarah tenía unas formas increíbles de enamorarme. Cada vez la quería más, y estuve empezando a dudar si se podía amar más a una persona de como yo amaba a ella.

(Narra Sarah)

Me encantó que a Harry le hubiese gustado tanto mi regalo, pero, aún no sabía como decirle que tenía que volver a España. Gasté todo el dinero que estuve ahorrando durante tantos años, para el viaje a París los diez días. Y ya apenas me quedaba dinero para más. Lo más seguro es que cuando los chicos se fueran de gira yo volvería a España. En parte quería, pero por otra no. Por parte iba a estar con mi familia, pero por otra parte no quería porque iba a separarme de Danielle, Eleanor y Alice, ya no tan solo de los chicos, si no también de ellas, y había formado una amistad muy bonita como para perderla, pero es que no tenía dinero para seguir adelante y ya no tenía tiempo como para poder encontrar trabajo. Ese mismo fin de semana me iba con él. Lo más seguro es que volviera a España.

-¿En qué piensas? -interrumpió Harry dándome un corto beso.
-No, en nada... -dije robando le otro beso.

Además, si se lo contaba seguro que cuando viniéramos de París. Si se lo llegase a contar en aquel momento, no querría ir al viaje o querría darme dinero. 'Ya hemos llegado' -gritó Louis. Habíamos alquilado un local. Ya estaba todo preparado. Equipo de música, altavoces, amigos, bebida, comida y todo lo demás.
Bajamos todos del coche corriendo y emocionados. Decidí no pensar en eso en aquel día, quería disfrutar del cumpleaños de mi novio, como ningún otro.

Entramos en el local. Ya estaba todo lleno de gente. La música estaba demasiado fuerte. Todos llevábamos varias copas encima. La gente se fue quitándose de la pista dejándonos paso a Danielle y a mí, ya que Harry lo había pedido por el micrófono, después que los chicos le cantaran el cumpleaños feliz, aunque no se entendió mucho, ya que Niall no paraba de reír por como intentaba cantar Zayn con aquel ciego que ya llevaba encima. Danielle y yo comenzamos a bailar. Yo estaba mucho más bebida que Danielle y los pasos a penas me salían bien. Todo el mundo comenzó a gritar y a aplaudir. Danielle salió de la pista y me quedé yo sola. Cogí a Harry de la corbata y lo atraje hacía mí tirando le algunos besos. Me pegué bastante a Harry, no había distancia que nos separará. Hacíamos pequeños movimientos de cadera. Me bebí el último trago que me quedaba de Vodka en la copa y me dirigí a la barra a por más. Le pedí un chupito al camarero solo de Whisky. Me lo dio y de un trago me lo bebí todo quemando mi garganta. Iba a pedir otro al camarero cuando noto unas manos en mi cintura. Me giré. Harry. Sonreí. Éste negó con la cabeza, me costó un poco entenderlo, pero al final acabé dándome cuenta de que se refería a que no bebiera más. Estábamos todos bebidos, pero Zayn y yo ya nos estábamos pasando. Yo nunca había bebida de esa forma, siempre me había controlado, pero no sabía lo que me pasó esa noche. Los chicos intentaban tranquilizar a Zayn y Harry lo intentaba conmigo. Era su cumpleaños así que le dije al camarero que no me pusiera nada más. Harry agarro mi mano y me subió a la primera planta. Había muchas habitaciones, algunas ya estaban ocupadas. No fuimos a la más grande, con baño incluso. Harry cerró el pestillo. Éste me cogió en brazos ya que no paraba de tambalear y me costaba andar y me echó en la cama, mientras, él entró en el baño y encendió el grifo. Me cogió de nuevo en peso y nos encerramos en el baño. Tanto Harry como yo, nos quedamos en ropa interior. Nos metimos en la ducha. El agua estaba congelada. Según Harry, esto te quitaba el ciego de encima. Pues sí, algo funcionaba ya me encontraba mucho mejor y sabía dónde estaba. Harry salió de la ducha y se secó con la toalla cuando terminó me la dio a mí y salió del baño. Me sequé y me envolví el cuerpo con ella. Salí del baño y me encontré a Harry buscando por los cajones. Me senté en el borde de la cama, ¿que hacía? Al fin encontró lo que buscaba, un preservativo. Así que, quería juego, ¿no? De repente me entró miedo, era virgen, y no me daba vergüenza decirlo. Siempre había querido que mi primera vez fuera con una persona de verdad, que de verdad me quisiese, y creía que ese momento había llegado. Me levanté de la cama y tiré la toalla al suelo. Cogí a Harry por los hombros y lo eché despacio en la cama. Éste reía. Me puse en frente suya y comencé a quitarme la ropa que aún me quedaba lentamente a la vez de la música que se podía escuchar desde aquella habitación. Harry no dejaba de reír y de morderse el labio. Su ''amiguito'' ya estaba muy contento. Harry se acerco a mí y me cogió de los muslos haciendo que me montara encima de él y rodeara mis piernas sobre su cadera. Éste comenzó a andar de espalda hasta llegar a chocar con la pared. No había distancia que pudiera separarnos. Nos comenzamos a besar con pasión. Nuestras lenguas comenzaron a jugar. Harry abrió el preservativo y se lo puso. Tenía miedo, pero, quería sentirme unida a Harry, quería que fuéramos uno, estaba segura que lo iba a pasar genial y que sería la mejor noche de mí vida.

Harry me volvió a agarrar de los muslos y anduvo hasta la cama, quedando yo arriba. Me miró un momento a los ojos, podía entender perfectamente lo que me quería decir, no hacía falta palabras. Asentí con la cabeza. Me acerqué a su cuello y comencé a besarle, dejando algunas marcas. Le di un pequeño mordisco, lo que hizo que éste gimiera. Eso me gustó aún más y seguí con mi trabajo. Fui bajando más y más. Besé todo su abdomen y lo recorría con la yema de mis dedos, hasta llegar a su masculinidad. Acerqué mis manos hasta éste. Harry echó su cabeza hacía detrás. Me cogió de los brazos y me giró, quedando él encima de mí. Intentaba no dejar caer todo su peso sobre mí. Harry me comenzó a besar con fuerza, con pasión. Pude notar como nos empezábamos a unir. Al principio comenzó a ir lento, pero después aumentó mucho más la velocidad, haciendo que yo gimiera cada vez más y más fuerte. Harry intentaba callar mis gemidos con besos, pero no era suficiente. Hincaba mis uñas en las sábanas. Harry besaba lentamente toda la zona dónde estaban mis pechos. Eché mi cabeza hacía detrás. En ese momento podía decir que había rozado el cielo con la yema de mis dedos.

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