Páginas

jueves, 15 de noviembre de 2012

Capítulo 48: Mudanza.

Capítulo 48: Mudanza.

Corría todo lo rápido que mis piernas me permitían. Era de noche y ya se empezaba a sentir el frío de Londres. Al fin llegué a aquel hotel donde se encontraba Sarah. Corriendo entré y me acerqué a recepción. Allí se encontraba una chica hablando por teléfono. Colgó y me atendió. No me quería dar el número de la habitación de Sarah. Pero de allí no me iba a mover hasta que no la viera. Me giré y me acerqué a unos sillones blancos que habían en la entrada. Me senté y allí estuve esperando unos minutos. Escuché como se abrían las puertas del ascensor que estaba enfrente. Dos chicas salieron riendo de éste. Allí estaba ella, junto con la chica que me ayudó en el campeonato, Rocío creía recordar. En cuanto salieron del ascensor, la rubia me miró sorprendida, le dio un codazo a su amiga. Sarah dejó de reír en cuanto me vio. Parpadeó un par de veces. Rocío se fue alejando despacio dejándonos allí. Aún no nos habíamos movido ninguno de los dos, solo nos mirábamos. Despacio me levanté del sillón, di un par de pasos y Sarah corriendo se acercó a mí. Rodeó mi cadera con sus pequeños brazos, hundió su cabeza en mi pecho y yo en su cuello. Cuando tiempo había deseando poder hacerlo, hacía siete meses, aproximadamente, que no la abrazaba, que no la sentía cerca.

-Te eché muchísimo de menos, Harry.

Escuchamos a unas fans gritar mientras entraban en aquel hotel. Sarah me miró asustada y corriendo tiró de mi hasta una habitación. Cerró la puerta a sus espaldas y encendió la luz. Era la habitación donde guardaban todos los productos de limpieza, era bastante estrecha, pero nosotros dos cabíamos perfectamente, allí las fans no nos encontrarían. Sarah seguía apoyada en la puerta, mirando al suelo, su pelo ondulado le cubría parte de su rostro, me acerqué despacio a ella y con mi mano derecha le aparté el pelo, la agarré del mentón obligándola a mirarme. Sus ojos me miraban húmedos produciéndome que un desagradable nudo se formara en mi garganta, como podía aguantaba para que las lágrimas no salieran de mis ojos de nuevo.

-Déjame explicarte ahora, por favor, Sarah -dije mirándola fijamente.
-Vale...
-Yo solo me acosté con aquella chica para intentar olvidarte, pero no lo conseguí, solo empeoré las cosas... No quería que te amenazaran por twitter, tampoco quería hacerte daño...
-¡Pues lo hiciste, Harry! ¡He estado todas las noches llorando, lo he pasado fatal!
-¿Y crees que yo no? ¡Yo también lo he pasado fatal, ¿sabes?! Y he llorado muchísimo. Y no conseguí olvidarme de ti, ¿pero sabes qué? Yo pienso que si el destino ha querido volver a juntarnos ha sido por algo, no ha sido casualidad. Solo quiero una oportunidad, Sarah. Ahora tú estás viviendo aquí, ganas dinero, y yo hasta dentro de un año no empiezo la gira.
-¿Y qué va a pasar cuando de nuevo nos separemos, eh? ¿Otra vez igual?
-Pero no será lo mismo, estarás más cerca. Podremos vernos más... Además también estarán las chicas contigo.
-No, Harry...
-Por favor, Sarah...
-Vamos a quedar como amigos, ¿vale? Ya veremos que pasa entre nosotros dentro de un tiempo.
-Esta bien... Pero, ¿vienes conmigo mañana a cenar a mi casa?
-¡Harry! -rió ella.
-¡Por favor, por favor!
-Vale, iré a cenar -sonrió.
-¡Bien! -dije abrazándola.

(Narra Sarah)

Le devolví el abrazo y Harry besó mi pelo. Salimos de aquella pequeña habitación intentando que nadie nos viera. Las fans ya no estaban. Nos despedimos en la puerta del hotel con un abrazo y un beso en cada mejilla y Harry salió del hotel corriendo perdiéndole de vista. Volví a mi habitación aún sin creer que al día siguiente iba a cenar con Harry. Me prometí a mi misma no ilusionarme de nuevo, o al menos intentarlo.

Despacio mis ojos fueron abriéndose. Me giré un poco y cogí mi móvil que lo tenía en la mesita de noche. Miré la hora y volví a dejarlo en el mismo sitio. 09:23. Me levanté de la cama y arrastrando los pies entré en el baño. Abrí el grifo y me fui desnudando despacio, me metí en la ducha. Unos minutos después salí del bañó y entré en mi habitación envuelta en una toalla. Abrí el armario y saqué unos vaqueros ajustados azul marino con una camiseta blanca, me puse una chaqueta negra y unas botas con un poco de tacón del mismo color que la chaqueta. Me peiné el pelo, me lo dejé suelto. Me maquillé y cogí un gran bolso negro, donde guardé mi cartera con dinero, mi móvil, mis auriculares y las llaves. Me coloqué las gafas de sol en el pelo y salí de mi habitación. Crucé el largo pasillo del hotel y entré en el ascensor. Iba a ir a buscar algún apartamento para vivir aquí, la mayoría de mis alumnos ya habían encontrado uno y estaban liados con la mudanza, solo faltaban dos. Las puertas del ascensor se abrieron y salí del hotel después de haber saludo sonriente a la chica que se encontraba en la recepción. Paseaba por las frías calles de Londres hasta llegar a la agencia. Me acerqué al chico y me senté en una silla en frente de él sonriente. Me estuvo enseñando varios apartamentos, la verdad es que no estaban mal, pero iba a seguir mirando, por si acaso, aún tenía tiempo para elegir. Le di las gracias al chico y salí de la agencia dirección al centro comercial que se encontraba a un par de manzanas de aquella zona. En cuanto llegué al centro comercial entré en una de mis tiendas favoritas de allí para comprarme algún vestido para la cena de esa misma noche con Harry. Me probé un par de vestidos, uno era negro de palabra de honor, largo hasta los tobillos y el último que me probé y el que me compré era igual pero color verde agua. Era precioso, la parte del pecho era blanca con pequeñas piedras blancas. Pagué el vestido y salí de aquella tienda, entrando en la que había justo al lado para comprarme los zapatos. Me los compré blancos, unos tacones altos a conjunto con un bolso de mano. Salí de aquella tienda y me dirigí de nuevo al hotel. Iba con cada bolsa en una mano, estaba nerviosa por la cena, la verdad, estaba deseando que llegara ya la hora. En cuanto entré en el hotel subí a mi habitación y dejé allí las bolsas. Avisé a los demás del grupo, o los que quedaban en el hotel para que fuéramos a almorzar. Entramos en el gran comedor y después de coger nuestra comida nos sentamos en una de las mesas los cuatro que quedábamos, Anabel esa tarde ya dejaba el hotel, ya había terminado de trasladar todo a su piso. Tenía la dirección de todos, solo quedábamos Victor, Paula y yo. No hablamos mucho en el almuerzo, yo en cuanto terminé de comer me despedí de ellos y subí de nuevo a mi habitación. Hasta las cinco estuve ensayando la coreografía de la escuela, estábamos en la misma escuela que Danielle, por lo que la vería cada vez que hubiera clase. Uno de los grupos que nos trasladamos a Londres tuvieron que separarse ya que perdieron la plaza. Sobre las cinco y media aproximadamente fui a darme una ducha y a comenzar a arreglarme para la cena. Salí de la ducha unos veinte minutos después, me encantaba llenar la bañera hasta arriba y llenarla de espuma y allí relajarme. Cuando ya estaba bien seca me comencé a arreglar. Me puse la ropa interior, después saqué el vestido de la bolsa y me lo puse, me miré un instante en el espejo de mi habitación y después me senté en la cama para colocarme los tacones, en cuanto me los puse de nuevo me miré en el espejo, di un par de vueltas, me encantaba aquel vestido, estaba deseando que Harry me viera con el puesto. Me senté en la silla del tocador y comencé a maquillarme, no solía hacerlo mucho, no me gustaba pero en ocasiones así siempre me gustaba ir bien maquillada, unos minutos después cogí el secador y la plancha y comencé a hacerme algunos rizos en el pelo. Al fin acabé, ya estaba arreglada, solo me faltaba cambiar las cosas del bolso. Guardé mi móvil y las llaves de casa. Miré la hora; 20:36. Harry vendría a recogerme dentro de veinticinco minutos. Mientras estuve dando vueltas por toda la habitación, estaba nerviosa. Un par de minutos antes de que él llegara bajé al vestíbulo, justo abrirse las puertas del ascensor y ver como Harry entraba al hotel y se dirigía a recepción. Despacio y sin hacer ruido me acerqué a él, cuando ya estaba lo suficiente cerca, con mis dos pequeñas manos le tapé los ojos.

-¿Sarah? -dijo éste apartándome las manos, después se giró. En cuanto me vio su cara cambió por completo- Oh dios mio, Sarah. Estas... Estas realmente... hermosa.

(Narra Harry)

De camino a casa no paré de mirarla de reojo, iba tan preciosa. Aquel vestido le hacía tan sexy, el maquillaje le hacía más preciosa de lo que era y ese pelo rizado me estaba volviendo loco. Ella estaba distraída observando por la ventanilla del coche. No podía creerme aún que después de ocho meses volviéramos a encontrarnos, pero como dije fue el destino. En cuanto llegamos a casa bajé del coche y corriendo lo rodeé para abirla la puerta a ella, la tendí la mano y ella sonriente se agarró el vestido levantándoselo un poco para poder salir bien del coche. Cerré la puerta del coche y nos dirigimos a casa. Los paparazzis fotografían desde lejos, pero yo solo estaba pendiente de ella. Dejé que entrara primero y después lo hice yo cerrando la puerta a mis espaldas. La cogí su chaqueta y la colgué en un perchero que había en la entrada junto con la mía. Ya estaba todo preparado, la mesa, la decoración, la música y todo, tan solo faltaba poner la comida en la mesa. Sarah se sentó en la mesa mientras yo traía la comida. Ella observaba distraída toda la casa.
Coloqué los dos platos en la mesa y me senté en frente suya. Sarah giró su cabeza, nuestras miradas se encontraron y una sonrisa de dibujo en nuestros rostros.

-¿Lo preparaste todo solo? -preguntó ella llevándose comida la boca.
-Todo -sonreí.
-Está precioso -sonrió.
-Gracias -dije mirándola fijamente- Danielle me dijo que estabas buscando algún apartamento donde vivir, ¿no?
-Sí, hoy he estado viendo algunos y estaban muy bien, pero voy a seguir buscando por si me gusta alguno más.
-No hace falta que lo hagas.
-¿Por qué no? No me dejan estar tanto tiempo en el hotel...
-Si quieres puedes quedarte a vivir aquí.
-No, Harry. No quiero ser molestia.
-No lo eres, Sarah. A veces me siento solo, la casa es muy grande para mi -dije mirándola, ella miraba al plato, levantó la cabeza y sonriente me miró.
-¿Y me vas a ayudar con la mudanza? -preguntó ella sonriendo.
-Por supuesto, Sarah -sonreí mirándole fijamente, mientras me perdía en aquellos ojos marrón claro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario