Páginas

jueves, 15 de noviembre de 2012

Capítulo 19: Esperaría el tiempo que hiciera falta, por ella.

Capítulo 19: Esperaría el tiempo que hiciera falta, por ella.

(Narra Harry)

No podía dejar de pensar en ese momento en el que me tendría que separar de Sarah. Dentro de dos semanas empezaba la gira y me separaría de ella. No me imaginaba ese momento en el aeropuerto despidiéndonos o alguna fiesta de despedida ni nada por el estilo. Dentro de dos días era mi cumpleaños y Sarah era muy olvidadiza en eso de los cumpleaños. También dentro de cuatro días hacíamos un mes, el primero de muchos, estaba seguro.

-Harry... Dentro de dos semanas, empieza la gira... Y nos tendremos que separar, ¿no?

¿Me había leído la mente? Me quedé un poco bloqueado al principio. No contesté. Abrí la puerta de mi casa y entramos. Cerré la puerta.

-Sí... -contesté al fin.
-Yo... Yo no quiero separarme de ti, tengo miedo, Harry.
-¿Miedo? ¿Por qué?
-Sí, miedo... Miedo de perderte.
-No me vas a perder, Sarah. No pienses eso.
-Sí lo pienso, Harry. Puedes encontrar a alguien que haga que te olvides de mi.
-¡¿Por qué piensas eso, Sarah?! ¿Crees que alguien hará que me olvide de ti? ¡Nadie lo hará!
-¡Harry son dos meses!
-¡Como si quieren ser ocho, yo te amo solo a ti! ¡Te llamaré todos los días! ¡Estaremos en contacto! -sin darnos cuenta empezamos a alzar la voz.
-Verás a muchas más chicas... Tendrás más firmas de discos, tendrás meets... -dije agachando la cabeza.
-¡¿Y qué importa?!
-¡Amo a las directioners! ¡Pero puede que más de una se te acerquen y quieran algo más que una firma o una foto!
-Pero, ¡no pasará, solo te amo a ti!
-¡Harry, me cansé de hablar de este tema! Me voy, adiós.
-No, Sarah, esper...

No me dio tiempo a terminar, Sarah cerró la puerta. Le di una patada al sofá y me tiré en éste con las manos en la cabeza... ¿Qué hice? ¿¡Qué hice!?

Me dirigí al apartamento de Sarah, tenía que hablar con ella, no podíamos estar así. Corría, no quería que nadie me parase para una foto o un autógrafo, solo la necesitaba a ella.

Llegué a su apartamento. Llamé. Nadie contestó. Volví a llamar y de nuevo nadie contestó. ¿No estaba? ¿No me quería abrir? No importaba, esperaría el tiempo que fuera. Me senté en los escalones de su entrada y apoyé mi cabeza en mis rodillas. El tiempo pasaba y pasaba, pero ella no aparecía, ¿dónde estaba? Anocheció y ya hacía mucho frío como para estar en la calle, pero iba a esperar. Me levanté y volví a llamar al timbre pero no contestaron. Volví a sentarme. Rodeé mis piernas con mis brazos. Tenía frío, pero por ella haría lo que fuera.

(Narra Sarah)

Salí corriendo de la casa de Harry. Todo el mundo me miraba, pero no me reconocían ya que aún seguía disfrazada.

Llegué al parque donde nos conocimos... Aunque mucha gente esta vez. Me acerqué al banco dónde me senté con Alice. Allí pasé horas, con la cabeza apoyada en mis rodillas y haciendo pasar el tiempo.
Anocheció y ya hacía mucho frío. Me levanté del banco y despacio me dirigí a mi apartamento. Miraba el suelo, no quería encontrarme con nadie. Alcé la cabeza, ya había llegado al apartamento, pero había alguien sentando en los escalones, se notaba que tenía mucho frío... ¡Era Harry! Avancé hacía el.

-¡Harry! -corrí hacía él.
-¡Sarah! -se levantó corriendo y me abrazó muy fuerte.
-¿Qué haces aquí?
-Te necesito Sarah...
-Dios, estás congelado, vamos dentro, te prepararé un chocolate caliente.

Entramos en el apartamento y eché a Harry en el sofá. Puse la calefacción y le puse una manta por encima, mientras, yo preparaba dos chocolates calientes. Entré en el salón y me senté frente a él.

-¿Te encuentras mejor? -pregunté preocupada.
-Un poco.
-¿Por qué has echo eso? -agaché la cabeza.
-Porque te necesitaba Sarah, e iba esperar el tiempo que hiciera falta.
-¿Cuánto tiempo llevabas fuera?
-Desde que saliste de mi casa.
-Harry, salí hace horas.
-No me importaba, yo te quería a ti y arreglar las cosas.
-Lo siento, Harry, de verdad yo... -me calló con un beso.
-Sarah... No vuelvas a hacerlo, por favor. Vamos a aprovechar estas dos semanas, por favor.
-Te amo, Harry.
-Y yo a ti -volvió a besarme.

No, no podía ser. No me lo creía. ¿De verdad hizo aquello por mí? Esperó horas ahí sentado, solo y con frío, incluso sin almorzar. Iba a aprovechar estas dos semanas todo lo posible, como dijo él.
Eran más de las siete de la tarde cuando Harry se marchó a su casa. Mañana quedaríamos para cenar los dos juntos.

Harry se marchó a su casa. Me senté en el sofá, aburrida, sin saber que hacer. Decidí ponerme a bailar, desde que llegué a Londres, apenas bailaba, y en España me llevaba horas al día. Me cambié de ropa y me puse algo más cómodo. Retiré el sofá y comencé a bailar. Estuve montando pequeñas coreografías, que en realidad, no sé para que, no se lo enseñaría a nadie... No tenía mi propia academia, como siempre quise. Las 21:13. Me dí una ducha y me tomé un vaso de leche, no cené. Me eché en el sofá a ver la televisión, pero, no prestaba atención, tan solo soñaba, soñaba despierta. Me imaginaba dando mis propias clases de baile... Quien sabe... Puede que consiguiese dar clases.

Ya era algo tarde. Me dirigí a mi habitación y me metí en la cama. Me quedé dormida muy rápido.
Hola, querido rayo de Sol. Froté mis ojos y me levanté de la cama, arrastrando los pies. Me había levantado bastante cansada, será por haber dejado un poco de bailar... Me preparé un vaso de leche y me senté en la encimera, movía mis pies de un lado a otro, ya que se quedaban colgando. Eran aproximadamente las 10:30. ¡Mañana era el cumpleaños de Harry! Y aún no tenía ningún regalo. Corriendo fui a vestirme. Me puse una jersey beige, con unos vaqueros claros y unas botas blancas con unos grandes cordones marrones y una gran bolso marrón. Me cogí una trenza y me dirigí hacía el centro comercial.

Caminaba lentamente, mirando cada tienda y observando que podría comprarle. No dejaban de mirarme y paparazzis me seguían, pero no le di importancia, tenía que comprarle el regalo a Harry. A lo lejos pude ver una de esas tiendas para viajar. Informaban sobre un viaje a París. Diez días los dos solos por París... relajarnos... Tendría que ser increíble. Entré en aquella tienda, decidida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario