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jueves, 15 de noviembre de 2012

Capítulo 37: Dejando atrás todo aquello que me hizo feliz.

Capítulo 37: Dejando atrás todo aquello que me hizo feliz.

(Narra Harry)

Sarah comenzó a despedirse de cada uno de nosotros, decidió despedirse de mí el último. Besó la mejilla de Niall mientras con las lágrimas saltadas le decía un par de cosas, lo mismo con Zayn, le dijo que le encantaría conocer a Emma y lo abrazó. Y así con Louis y Liam. Las demás chicas se fueron también a despedirse de sus novios. Sarah se acercó despacio a mi, sonriendo. Me acerqué a ella rápido y la levanté. La tenía agarrada de la cintura. Nos estábamos besando. Puede que fuera uno de nuestros últimos besos... Despacio se fue separando de mí. Necesitábamos aire. Nuestras miradas se encontraron. Una sonrisa de enamorado se nos dibujó en la cara a los dos.

-Te voy a echar muchísimo de menos, Harry.
-Y yo a ti, cielo. En cuanto termine la gira prometo ir a verte.
-Te llamaré cada día.
-No hace falta que lo hagas, cariñó. Lo haré yo, ¿sí?
-Te amo muchísimo.
-Yo muchísimo más.
-Eso es imposible -dijo Sarah antes de besarme.

Nuestros labios volvieron a juntarse. Pero esta vez el beso duró mucho más tiempo. Paul comenzó a decirnos que debíamos de subir ya al avión. Le volví a dar un corto beso en los labios a Sarah. Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas haciendo que un nudo en la garganta no me dejara hablar.

-Te amo, nunca lo olvides -dijo con un hilo de voz.
-Nunca lo olvidaré, mi amor. Nunca.

Besé su frente y despacio me fui separando de ella. Estábamos agarrados de la mano, entrelazando nuestros dedos. Cada vez estábamos más separados y nuestras manos comenzaron a soltarse. No quería soltarla. Paul tiró de mi. Fui caminando de espaldas sin apartar la mirada de Sarah, que me miraba triste... Me lanzó un beso y sonrió. Agaché mi cabeza y como pude me solté de los fuertes brazos de Paul. Corriendo me dirigí a Sarah. Ella comenzó a correr también. La abracé todo lo fuerte que pude, no quería separarme de ella... La agarré de las mejillas besándola de nuevo. Paul volvió a cogerme. '¡Te amo!' grité. Sarah se abrazó a Alice. Enterró su cabeza en el hombro de la rubia y comenzó a llorar. Despacio fui girándome, dejando atrás a la chica que cambió mi vida por completo. Antes de montar en el avión volví a girarme. Sarah despacio se giró para mirarme también. Sonrió y me lanzó un beso. Le sonreí y despidiéndome con la mano me monté en el avión. Me senté al lado de Zayn. Me puse los auriculares perdiéndome en la música, era lo mejor para aquellos momentos.

(Narra Sarah)

Durante todo el camino no hablé nada, ni ninguna de las demás chicas. Los veinticincos minutos se me hicieron eternos, tan solo quería que fuera el día siguiente para ver a mis padres. El chófer paró en casa de Alice. Nos despedimos de ella y salió del coche. Lo mismo con Eleanor. A nosotras nos dejó las últimas. Nos despedimos del chófer y nos bajamos de la enorme furgoneta negra. Danielle abrió la puerta de su casa y entramos. Entré en el salón y me senté en el sofá. Apoyé mi frente en mis manos y cerré los ojos. Después entró Danielle y se sentó a mi lado. Me acariciaba el pelo con su mano. Levanté mi cabeza y sonriente le miré.

-¿Quieres cenar? -preguntó.
-No tengo ganas. Solo quiero dormir. Gracias de todas formas.
-Descansa pequeña -dijo antes de besarme la frente.
-Buenas noches.

Sonreí y salí del salón. Entré en la que aquella noche sería mi habitación. Me quité la ropa y la guardé en una maleta. Saqué la ropa que me pondría el día siguiente y un pijama para dormir. Me puse el pijama y deshice la cama. Me tumbé y puse la alarma en el móvil. A las 10:00 salía mi avión. Dejé el móvil en la mesita de noche y observando las estrellas por la ventana de aquella habitación me quedé dormida.

8:30. Mis ojos fueron abriéndose lentamente. Apagué la alarma y me senté en la cama con los pies en el suelo. Me levanté de ésta y salí de la habitación dirigiéndome a la cocina donde Danielle preparaba el desayuno. Me senté en una silla. Danielle se giró sonriente y puso dos platos con una tostada cada uno en la mesa. Luego puso también un café y un vaso de leche. Le di un bocado a la tostada, estaba hambrienta.

-¿Qué tal has dormido? -preguntó Danielle.
-Muy bien -sonreí- ¿Puedo darme ahora una ducha?
-Claro, Sarah. No hace falta que lo preguntes -sonreí- ¿Quieres irte a España?
-En parte sí porque estaré con mis padres. Pero por otra no porque me separaré de vosotras también.
-¿Tus padres lo saben?
-No. Se lo diré cuando llegue allí.
-No olvides llamarnos.
-No -sonreí.

Terminamos de almorzar. Mientras Danielle recogía todo fui a ducharme. Cogí mi ropa y entré en el baño. Me venía genial para relajarme. El agua caía por mis hombros. A parte de las gotas de agua, lágrimas descendían por mis mejillas. Terminé de ducharme y salí de la ducha. Me puse una toalla en el pelo y con otra me sequé el cuerpo. Me puse unos vaqueros rosa claro con una camiseta blanca. Encima me puse una camisa vaquera. Danielle me había regalado una de sus vans y esas fueron las que me puse. Me quité la toalla de la cabeza y me sequé el pelo con el secador. Me lo dejé suelto, a lo natural. Mi pelo a pesar de estar ondulado me llegaba por la cintura. Era una de las pocas cosas que me gustaban de mi. Salí del baño y guardé todas mis cosas en las maletas. Cuando terminé salí al salón. Danielle ya estaba preparada. Llamó a un taxi. Fui guardando las maletas en éste mientras ella apagaba la luz y cerraba la puerta de su casa. Nos montamos en el taxi y nos dirigimos de nuevo al aeropuerto.

De nuevo aquellos veinticinco minutos eternos. Observaba por la ventanilla como los altos edificios de Londres pasaban rápido por la velocidad del coche. Viajar a Londres fue uno de mis sueños y veía como mi sueño se iba acabando poco a poco. Pero no me arrepentía, había dejado mi sueño por algo que me hizo la más feliz, más que haber cumplido aquel sueño de viajar a Londres.

Ya estaba a punto de montarme en el avión. Me giré antes de hacerlo y con la mano me despedí de las chicas. Sonreí y por última vez lo busqué con la mirada por todo el aeropuerto. Algunos hablaban por teléfono, otras con la cabeza agachada y una maleta se dirigían a su avión, algunos se despedían de sus familiares y demás. Me giré y cogí la maleta pequeña para adentrarme en el avión.

-¡Espera, espera! ¡Sarah, por favor, espera! -escuché gritar al chico que me cambió la vida.

Corriendo me giré de nuevo. Todo el mundo estaba pendiente de nosotros, más que antes. Corriendo solté la maleta en el suelo y con los brazos abiertos me dirigí a él. Cuando nuestros cuerpo chocaron lo abracé todo lo fuerte que pude. Lo besé. Una y otra vez. Le faltaba el aire. Se separó de mí y sonrió. Me volvió a dar un corto beso. Sin dejar de mirarme a los ojos fijamente fue acariciando mi mejilla con su dedo pulgar. Agaché la cabeza apretando mis labios intentando no llorar. De nuevo aquel nudo que me avisaba de que lo haría de nuevo, que mis lágrimas volverían a nublar mis pupilas.

-No podía dejar que te fueras sin despedirme antes... -dijo Harry.
-Te amo, te amo, te amo, te amo.
-Yo más, mi amor -me besó de nuevo. Sonreí- Vamos, no vayas a perder el avión. Aunque no estaría mal -dijo haciéndome reír.
-¿Y los chicos?
-Me levanté antes que ellos para poder venir a verte. Ellos ahora mismo se estarán arreglando para la firma de discos de Glasgow.
-¿¡Y no vas a ir!?
-Claro. Dentro de cuatro horas empieza. Pero no podía irme sin verte. Mi vuelvo sale dentro de nada, así que no tardaré mucho en irme -dijo Harry sonriendo. De nuevo avisaron de mi vuelo.
-Te amo.
-Y yo más mi vida.

Besé a Harry. Las chicas estaban muy sorprendidas. Se acercaron a nosotros. Y los cuatro juntos se quedaron ahí hasta que no monté en el avión. Antes de hacerlo volví a girarme para despedirme de ellos, pero esta vez con una sonrisa bastó. Despacio cogí mi maleta y me adentré en el avión. Me senté en mi asiento y me puse el cinturón. Las azafatas comenzaron a explicar las instrucciones. Después el avión despegó, dejando atrás las Islas Británicas.

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