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jueves, 15 de noviembre de 2012

Capítulo 23: Todo recto hacia la felicidad.

Capítulo 23: Todo recto hacia la felicidad.

La música dejó de sonar. Abrí un poco la puerta. No había nada de ruido abajo, se habrá ido todo el mundo. Alguien comenzó a subir las escaleras. Corriendo cerré la puerta. 'Harry, Sarah, salir. Nos vamos a casa' Oí gritar a Niall. 'Vale' grité. Entré en el baño y cogí toda nuestra ropa. Se la tiré a Harry y comenzamos a vestirnos lo más rápido posible. Íbamos a salir de la habitación cuando Harry agarro mi barbilla y me obligó a observar sus ojos verdes. Despacio juntó sus labios con los míos. '¡Vamos, chicos!' oímos gritar esta vez a Louis. Bajamos riendo. Allí estaban todos. Me fijé en Zayn. Parece ser que también le hicieron lo mismo que me hizo Harry a mí. Lo metieron en agua fría, porque estaba empapado y ya se notaba hasta en el hablar que no estaba borracho. Pero a él lo ducharon hasta con ropa. Eran las 05:13. Salimos corriendo del local y nos montamos en el coche, menos mal que estaba justo aparcado en frente de la puerta del local.

Me senté primera en el coche. Harry se sentó a mi lado. Le agarré de la mano y comencé a jugar con ella. Harry me robó un corto beso. Sonreí entre los labios. Apoyé mi cabeza en su hombro. Noté como mis párpados se cerraban lentamente.

(Narra Harry)

Louis nos fue dejando cada uno en su casa. A mí me dejó el segundo. Esta noche Sarah se quedará a dormir en mi casa. Salí del coche por la puerta derecha y corriendo rodeé el coche para abrirle la puerta a Sarah. La cogí en peso y me despedí de los chicos. Entré en la casa como pude y cerré la puerta con el pie. Sarah estaba rodeando mi cuello con sus brazos y su cabeza apoyada en mi pecho. Estaba tan preciosa. Subí las escaleras sin dejar de mirarla, no me cansaría nunca. Ha sido la mejor noche de mi vida, sin ninguna duda. Entré en la habitación y deshice la cama. Le quité los altos tacones a Sarah. Después, despacio intentando de que no se despertara le quité la americana y el vestido. Abrí mi armario y le dejé una camiseta blanca. La senté en la cama. Su cabeza se caía y daba vueltas hasta que acabó apoyada en la pared. Reí. Corriendo me tapé la boca. Conseguí ponerle la camiseta. Le quedaba bastante ancha y le llegaba un poco más arriba de las rodillas. Entré en el baño y me dí una ducha rápida. Salí como nuevo. Me eché en la cama al lado de Sarah. Besé su frente y susurré un: 'Buenas noches, princesa' intentando que no se despertara. Justo fue echar la cabeza en la almohada y notar como si me pesasen los párpados. Éstos se fueron cerrando cada vez más y más hasta quedar completamente cerrados y yo profundamente dormido.

Jodido rayo de Sol. Froté mis ojos. Mi cabeza me dolía, no mucho, pero me dolía. Me giré y allí estaba ella. Dormida aún. Tenía una pequeña sonrisa. Perfecta, era la única palabra que la definía. Bajé a la cocina e hice el desayuno. Cogí la bandeja más grande y coloqué dos tazones, cereales y leche. Fui al jardín y cogí una rosa. Seguro que le encantaría. Subí con cuidado de que no se cayera nada hasta la habitación. Entré en ésta y dejé la bandeja en el escritorio. Me senté en la cama y comencé a acariciarle el pelo. Al principio comenzó a quejarse. Comencé a susurrar bajito su nombre. Esbozó una sonrisa, lo que me hizo sonreír a mí también. Abrió los ojos.

-Buenos días, princesa -le di un corto beso.
-Buenos días, cariño -sonrío.
-He traído el desayuno.
-Genial -se sentó en la cama sonriente- Oh dios, me duele muchísimo la cabeza.
-Me lo imaginaba. Toma -sonreí entregándole la rosa.
-Es preciosa -olió la rosa- huele genial.
-Tan preciosa como tú -la besé de nuevo.
-Fue la mejor noche de mi vida, Harry.
-Y la mía, fue única.
-Te amo.
-Te amo mucho más.
-No, yo m... -la interrumpí besándola.

Ésta me siguió el beso. Sonrío. Puse la bandeja entre nosotros y comenzamos a desayunar. Durante todo el desayuno estuvimos hablando sobre el viaje. ¡Íbamos a visitar muchos sitios! Y uno de ellos era Disneyland. Conseguí entradas, para cinco días. Podíamos coger un autobús y entrar a los tres parques. ¡Estábamos deseando! Cuando era muy pequeña siempre pedía que me regalaran un viaje a Disneyland París. Me encantaban las películas Disney, por muchos años que tuviera siempre me iba a gustar aquellas películas de princesas y fantasía.

En ese momento estaba tan entretenida con mis pensamientos que me asusté al notar algo estamparse contra mis labios. Sonreí entre éstos. Harry me había robado un beso. Pasé mis manos sobre su cuello y enredé mis dedos sobre su pelo. Nos separamos para coger aire. Junte mi frente a la suya. 'Te amo' susurró Harry. Junté mis labios con los suyos en un corto y dulce beso.

Cogí la bandeja y me levanté de la cama. Iba a salir de la habitación cuando Harry me arrebató la bandeja de la manos. Negó con la cabeza y comencé a reír. Salí de la habitación y bajamos al salón. Harry entró en la cocina y yo me dirigí al sofá. Apoyé mi espalda en el apoya brazos. Cogí la gomilla roja que tenía en mi muñeca y me hice una coleta alta. Las puntas de mi pelo me rozaban el cuello y me hacían cosquillas. Eché mi coleta hacía el lado derecho y encendí mi móvil. Entré en twitter y miré las menciones. Muchas fans me pedían que felicitara a Harry de su parte. Otras me preguntaban por la relación. Sonreí. Sonreí como todas esas personas que sonríen al pensar en su pareja, esa sonrisa de enamorado. Salí de twitter y entré en mi galería. Había muchas fotos con Harry. Algunas eran besos, en otras salíamos abrazados, otras haciendo el tonto, por así decirlo, con la lengua fuera, los ojos cerrados, se nos daba bien hacer el tonto, sí... Seguí pasando fotos, había muchas de Harry, solo él. Una me encantaba, su sonrisa, me podía llevar días y días observándola, amaba tanto esa sonrisa, ese hoyuelo, esos dientes blancos y perfectos, ese lunar cerca de labio, lo amaba tanto... Pasé un par de fotos más. Ahí estaba. La que buscaba. La hizo Alice. El día del parque, donde jugaron al escondite. Salía yo entre las piernas de Harry, acurrucada en su pecho. El tenía sus manos rodeando mi cintura y apoyándolas en mi tripa. Yo jugaba con sus manos. Eran muy grandes comparado con las mías. No sabíamos que Alice nos estaba echando aquella foto. Harry besaba mi mejilla y yo sonreía como una idiota observando a la nada. Una gota bajó por mi mejilla despacio hasta parar en la comisura de mis labios. Corriendo me limpié la lágrima, pero de nuevo otra bajó más deprisa. No, no quería llorar, no quería... No quería separarme de él, no quería. Quería ir con él de gira, ¿no se podía? No, Sarah, no se podía... Lo amaba demasiado como para dejar que se fuera, obviamente seguiríamos hablando por teléfono. Noté algo posarse en mi cuello, sus labios. Los labios de Harry, no quería besar a otros que no fueran los suyos.

-¿Por qué lloras, amor? -preguntó Harry poniéndose de cuclillas en frente de mí.
-No lloraba.
-Claro, claro y yo me lo creo -dije Harry sentándose a mi lado. Agarró despacio mi mano, haciendo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo. Cogió mi móvil y observó la foto un instante. Su mirada se apartó de la pantalla y se clavaron en mis ojos.
-Te amo -susurró Harry como pudo, lo que hizo que yo rompiera a llorar. Corriendo me acerqué a él y hundí mi cabeza en su pecho. Lloraba. Mucho. Pero no me importaba, quería desahogarme.
-Te amo, mucho, mucho -volvió a decir Harry.

Levanté mi cabeza y lo miré. Sus ojos están húmedos. No, no quería que llorara. Acaricie su mejilla. Mostró una sonrisa en su rostro. Me acerqué rápido a él y estampé mis labios con los suyos. Nuestros labios de movían a la vez, encajaban perfectamente, eran como dos piezas de puzzle. En aquel beso nos trasmitíamos todo. Nos separamos. Necesitábamos aire. Apoyé mi frente en la de él. Sonrió. Sonreí.

-¿Sabes? Antes opinaba que el camino hacia la felicidad no era recto -susurró Harry.
-¿Y ahora?
-Ahora, todo recto hacía la felicidad.

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